Reunidos y Recomenzando.

         Se acerca el final de Succot y, este miércoles a la noche, comienza Shminí Atzeret seguida (en la Diáspora) por Simjat Torá (en Eretz y en la Torá ambas son una única fiesta en un mismo día).

         Shminí Atzeret es una fiesta distinta de Succot aunque vengan pegadas, por lo que ya no hay obligación de habitar la sucá (si bien nada impide aprovechar el techito para disfrutar del día al fresco, total hasta que no terminen las festividades no es posible desmontarla), y de hecho ya no corresponde agitar el lulav (incluso las fuentes halájicas tradicionales prohíben transportar un lulav para que nadie se confunda y piense que aún estamos en Succot).

         Es un día de Atzeret, de frenar un poco, de estar en comunidad luego de todo un ir y venir de acá para allá de locos entre festividades, solemnidades, celebraciones, reuniones, cumplimientos, obligaciones, etc. etc. etc.

         Como dice Rashi, es simplemente aprovechar para estar un poco más disfrutando de la Presencia de D´ como Rey y como Padre Amoroso, y también de la compañía del resto de la comunidad como Gran Familia Extendida.

         Antiguamente era la fiesta de juntarnos por última vez luego de celebrar unidos en el Santuario la Fiesta de la Recolección al cierre de la Estación Seca, y la preparación para la estación de lluvias que durará hasta la próxima cosecha de la cebada en Pésaj.

         Lo que nos queda de todo son: i) el cambio en las plegarias y el comienzo del pedido litúrgico de lluvias en el Musaf de Shminí Atzeret (rezo festivo suplementario); y ii) la idea de comienzo de un nuevo ciclo, solo que ya no es un ciclo agrícola estacional sino un ciclo de lectura de la Torá (cierra Devarim/Dt., abre Bereshit/Gn.).

         Detengámonos en la imagen clásica de comparar la Torá con el agua: viene de lo Alto, es un don de D´, es fuente de Vida en el sentido de que nos permite desplegar nuestro potencial como seres éticos y espirituales, es una bendición que recibimos con gratitud, es un tesoro que almacenamos y que podemos guardar para cuando nos sea útil para reverdecer, fructificar y florecer nuestras vidas, etc.

         Con todo el sabor ambivalente de esta guerra en Eretz, todos los secuestrados que aún permanecen cautivos, y todos demás inocentes de cualquier bando (israelíes, palestinos, libaneses, etc.) atrapados en un conflicto que los atraviesa y que ofende la Santidad del D´ como fuente de Bien y Bendición, nos queda aún una chispa de aprendizaje en función de esta Fiesta.

         Hablo de la esperanza de que este año también haya un Atzeret, un alto de toda esta violencia y nos abramos al Agua de Vida de la Torá como Palabra de Bien, Bendición y Justicia en la construcción de un Shalom (Paz) que no sea solo ausencia de guerra sino también Shlemut (completitud, integridad, plenitud de vida para todos).

                                                                                                                                             Jag Sameaj!!

(“Simjat Torá en Livorno” por Solomon Alexander Har, 1850)

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