Parashá Vaiéshev

Yehudá como padre típico se niega a pensar que las muertes de sus hijos mayores Er y Onán hayan podido morir por su propia responsabilidad; prefiere culpar y temer a la extranjera, la pagana, la mujer, la cananea: a Tamar.
Viéndose ella culpada, ninguneada, apartada y privada de la posibilidad de ser madre por el prejuicio de su suegro, debe recurrir a un truco para ser reivindicada y que el mismo que le robó la posibilidad de volver a formar pareja y de tener hijos (Yehudá) sea quien le repare.

En una sociedad que solo se levanta para condenarla y casi ejecutarla por un crimen imaginado, debe encontrar la forma fuera del sistema para ser resarcida y que se le reconozca su justicia (Gen. 38:26).
Que podamos construir un mundo sin postergados, sin excluidos, sin marginados; y que aprendamos a no creernos con derecho a pensarnos mejores que otros o a condenarlos sin antes averiguar las razones de su conducta y las situaciones que atraviesan.

Que seamos siempre los constructores de justicia, los rompedores de cadenas, y nunca los opresores.

שבת שלום ומבורך!

En el capítulo 38 de Bereshit/Génesis tenemos la historia de Yehudá (uno de los hijos de Yaakov y padre de la tribu de David y de toda la monarquía judía legítima incluyendo al futuro Rey Mashíaj) y su nuera Tamar.

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