Parashá Shoftim, y la humanidad incluso durante el conflicto bélico.

La Torá en la parashá de esta semana toca diversos temas, y entre ellos el “derecho de guerra”, o las normas de combate en la tradición judía.

Entre esas normas está en primer lugar la obligación de agotar antes los medios pacíficos: “כִּֽי־תִקְרַ֣ב אֶל־עִ֔יר לְהִלָּחֵ֖ם עָלֶ֑יהָ וְקָרָ֥אתָ אֵלֶ֖יהָ לְשָׁלֽוֹם׃” (“Cuando te acerques a una ciudad para combatirla atacarla, hazle primero una oferta de paz.”, Deut. 20:10), la guerra y la violencia armadas son solo un último camino una vez agotados los medios pacíficos y las negociaciones. Uno no puede elegir la violencia como primera opción.

Recién cuando se agoten las vías de negociación es éticamente admisible el empleo de tropas y armamento, pero no con ataques directos desde un primer momento, sino con medios indirectos como es el asedio (“וְאִם־לֹ֤א תַשְׁלִים֙ עִמָּ֔ךְ וְעָשְׂתָ֥ה עִמְּךָ֖ מִלְחָמָ֑ה וְצַרְתָּ֖ עָלֶֽיהָ׃” “pero si no hiciere paz contigo, y hace la guerra contigo, entonces la sitiarás” Dt. 20:12). Nótese que aquí es la ciudad enemiga la que inicia el combate (“עָשְׂתָ֥ה עִמְּךָ֖ מִלְחָמָ֑ה”, “y hace la guerra contigo”, ellos empiezan el ataque bélico, no nosotros).

Sin embargo, aún así Rambam (Maimónides) es claro que no se puede atacar población civil no beligerante y se debe dejar una oportunidad y un camino para que los que no desean quedar atrapados en la guerra puedan irse.

Así, en la Mishné Torá, Séfer Shoftim, Sección de los Reyes y las Guerras, cap. 6, parágrafo 7, dice que: “כְּשֶׁצָּרִין עַל עִיר לְתָפְשָׂהּ. אֵין מַקִּיפִין אוֹתָהּ מֵאַרְבַּע רוּחוֹתֶיהָ אֶלָּא מִשָּׁלֹשׁ רוּחוֹתֶיהָ. וּמַנִּיחִין מָקוֹם לַבּוֹרֵחַ וּלְכָל מִי שֶׁיִּרְצֶה לְהִמָּלֵט עַל נַפְשׁוֹ” (“Cuando se sitia una ciudad, no se la rodea por sus cuatro costados sino sólo por tres. Y da así chance  al fugitivo y a todo el que quiera escapar para salvar su vida”), de modo que sólo queden en la ciudad los hombres que apoyan la guerra ya que los demás habrán aprovechado para irse.

Es decir, la tradición judía con base en la Torá nos impone no utilizar la fuerza militar incluso en caso de defensa o de guerra justificada sino hasta haber agotado antes las vías pacíficas y de negociación, y siempre tratando de minimizar el daño favoreciendo que los no combatientes puedan ponerse al margen del poder de fuego y puedan proteger su vida.

La Torá es realista, y si bien el sueño mesiánico es que se terminen las guerras (Is. 2:4), lamentablemente hasta entonces los conflictos entre personas, grupos y naciones existirán y con ellos el empleo de la guerra y la violencia. Pero ello no nos exime de agotar antes todas las otras opciones razonables y funcionales antes de ir a la guerra. Y aún así, nos exige tratar de minimizar el daño y dejar al margen a la población civil no combatiente.

Que siempre podamos apostar por la vida, evitar todo lo posible la violencia, pero si esta es una realidad, que podamos proteger a las víctimas inocentes de los conflictos como agentes de paz y justicia. Que la guerra y el conflicto no nos secuestren también nuestra humanidad y nuestro ser ético.

Shabbat Shalom.

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