Parashá Ki Tetze

La parashá enseña: “No verás el buey de tu hermano o su cordero extraviado y te desentenderás de ellos; ciertamente devolver lo devolverás a tu hermano” (Devarim 22:1).

El Jizkuni (R. Ezequías ben Manóaj, Fr., s. xii) comenta: “harás todo el esfuerzo por devolver el animal a tu hermano”, y el Seforno dice también: “Devolver lo devolverás – con alegría y con buen corazón, y no a la fuerza”.

La Torá no se conforma con que uno cumpla la mitzvá en lo externo ni así nomás “para salir de la obligación” y punto; pide además que el acto se haga con disposición interior, con empatía, generosidad y con un esfuerzo genuino por lograrlo lo mejor posible. De aquí aprendemos que en la vida judía no basta con hacer “lo correcto” y meramente “cumplir”: lo importante es también cómo lo hacemos y cuánto corazón le ponemos.

Así como devolvemos al prójimo lo que perdió en lo material, podemos también devolverle lo perdido en lo emocional y espiritual: la confianza, la esperanza, la compañía. Y eso sí requiere ponerse las pilas y no conformarnos con “hacer lo suficiente”, requiere que verdaderamente nos comprometamos con el bienestar del otro. Ese es el camino de una comunidad que se cuida mutuamente.

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