Parashá Bo y Tefilin

La Parashá Bo (Éxodo 10:1–13:16) describe los últimos momentos de la esclavitud en Egipto y el comienzo del proceso de redención del pueblo judío. Entre los elementos fundamentales que emergen de este relato están los tefilín, que se mencionan por primera vez en esta sección en relación con la salida de Egipto:

            “Y será para ti como una señal sobre tu mano y como un recordatorio entre tus ojos, para que la Torá de D’ esté en tu boca, porque con mano fuerte te sacó Dios de Egipto” (Éxodo 13:9).

Los tefilín simbolizan la conexión íntima entre D’ y cada  judío, un vínculo que fue sellado durante el éxodo. A continuación, algunos elementos de esta relación:

  1. La mano y la cabeza como ejes del servicio a D’.

Los tefilín se colocan en la mano y en la cabeza, representando una integración del pensamiento (la cabeza) y la acción (la mano).

La esclavitud en Egipto había anulado esta capacidad del pueblo judío de actuar y pensar de manera libre; sus cuerpos y mentes estaban sometidos a la opresión.

Los tefilín representan la restauración de esta libertad, que ahora está al servicio de la voluntad divina.

  1. El éxodo como fundamento del pacto

El mandamiento de los tefilín incluye el recuerdo constante de que “con mano fuerte nos sacó D’ de Egipto”.

El tefilín sobre la mano simboliza la fuerza redentora de D’, mientras que el tefilín sobre la cabeza evoca la conciencia del milagro y la obligación de transmitirlo a las generaciones futuras.

  1. La emancipación espiritual de la esclavitud

Aunque la esclavitud egipcia fue física, también representó una desconexión espiritual.

Los tefilín, al contener los pasajes de la Torá que relatan la salida de Egipto, nos obligan a recordar que la verdadera redención no es solo escapar de la opresión física, sino también alcanzar un estado de libertad espiritual.

  1. La unión nacional y el yugo divino

Durante la esclavitud, los judíos estábamos sujetos al yugo de Faraón, un símbolo del sometimiento humano.

Los tefilín, en cambio, representan el “yugo divino”, una sumisión consciente y voluntaria a Dios que trae verdadera libertad.

En la redención, el pueblo judío dejó de ser esclavo del Faraón para convertirse en servidor volun de D’, una transformación que los tefilín materializan en cada judío.

 

Reflexión homilética:
Así como los tefilín se atan al cuerpo, recordando nuestra conexión constante con Dios, el proceso de redención nos enseña que la libertad verdadera no es ausencia de autoridad, sino la elección consciente de servir al Creador.


Los judíos, al salir de Egipto, no solo fuimos liberados físicamente; adquirimos una misión: ser un pueblo consagrado que lleva la memoria de la redención inscrita en sus cuerpos y en sus corazones, tal como los tefilín lo recuerdan cada día.

En este Shabat, al reflexionar sobre
Parashá Bo, recordemos que nuestra redención personal también está en reconocer
que nuestras manos y mentes están llamadas a cumplir una misión divina de ser
Luz y ejemplos éticos, replicando la salida de Egipto en cada generación.

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