Janucá es más que una celebración de ocho noches; es un recordatorio eterno del poder de la luz en tiempos de oscuridad.
Nos conecta con la historia de los macabeim, quienes, enfrentados a una opresión extranjera aparentemente insuperable orquestada para borrar la identidad judía.
Ellos demostraron que la lealtad a los valores recibidos y la determinación de no claudicar pueden vencer cualquier obstáculo por grande que parezca y por pequeños que parezcamos.
El relato del milagro del aceite que ardió durante ocho días es una explicación de tiempos de la Guemará para vincular directamente a D’ con los ocho días tradicionales de festejo del recuerdo de la Reinauguración del Templo luego de la victoria macabí.
Al margen del carácter histórico o midráshico del relato del aceite, igualmente es útil para simbolizar cómo una chispa de valor inspirada en los valores eternos de la Torá puede expandirse y propagarse para vencer cualquier oscuridad espiritual.
Que el recuerdo de la victoria macabí nos impulse a ser luces de inspiración y de trascendencia en un mundo materialista; y que sepamos ser luz de afirmación de identidad espiritual propia en un mundo uniformizante.
