La Identidad Judía y la Santidad del Shabat

En la Parashá Vayakhel, Moshé reúne al pueblo y, antes de instruir sobre la construcción del Mishkán, enfatiza la santidad del Shabat:


“Seis días se trabajará, pero el día séptimo será para ustedes sagrado, un Shabat de descanso para D’” (Éxodo 35:2).

¿Por qué esta advertencia precede a la construcción del Mishkán?

Entre otras razones vinculadas a la halajá, porque el Shabbat es central para la vida judía significativa y de calidad y es un Palacio de Santidad, un Santuario en el Tiempo así como el Miskán fue un Santuario físico en el centro de los campamentos de los Bnei Ysrael.

El Talmud (Shabat 118b) enseña que si Ysrael observara dos Shabatot correctamente, la redención llegaría de inmediato.

Rambam (Hiljot Shabat 30:15) explica que el Shabat es un pacto eterno entre D’ e Ysrael, diferenciándonos de otras identidades espirituales.

Por su parte, el Midrash Shemot Rabbá (25:12) dice que cuando los judíos guardamos el Shabat, damos testimonio de la Creación y la sSoberanía Divina.

El Jafetz Jaim subraya que el Shabat no solo santifica el alma individual, sino que preserva la continuidad del pueblo judío. Al transmitir su significado a nuestros hijos, les damos más que una costumbre: les damos una identidad.

Independientemente de cómo cada uno practique el Shabat, su esencia como día de conexión, reflexión y unidad sigue siendo el pilar que protege nuestra existencia como pueblo. Como dijo Rabí Saadia haGaón: “No es que Ysrael haya guardado el Shabat, sino que el Shabat ha guardado a Ysrael”.

Shabat Shalom.

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