Devarim, las palabras y los tiempos

Esta semana (mientras transitamos los 21 días entre el 17 de Tammuz y el 9 de Av y nos dirigimos en línea recta a Rosh haShaná y al comienzo de un nuevo año festivo) empezamos el libro de Devarim/Deuteronomio.

¿Qué es Devarim? un largo discurso final de Moshé antes de su muerte y antes de pasar el liderazgo a Yehoshúa. La época del peregrinar del desierto ya pasó, toca la época de asentarse en la Tierra de la Promesa y, salvo Yehoshúa y Caleb, no quedará pronto nadie vivo de la época de la salida de Egipto.

Nuevas generaciones con nuevos desafíos y nuevos liderazgos, que van a tener que ver la forma de que la identidad judía emanada de la Torá encuentre nuevas formas de tomar cuerpo y hacerse realidad cotidiana, normalidad.

Devarim como libro reitera historias, viajes, leyes y relatos de los otros libros de Shemot, Vaikrá y Bamidbar; pero también variantes, nuevas formas de recordar lo pasado, y nuevas comprensiones de los preceptos. Nos sumergen en nuevas dimensiones de lo vivido y nos abre a nuevas posibilidades de entendimiento de lo que creíamos ya sabido, porque el tiempo aporta perspectiva.

Nuestra comunidad tiene una larga historia de hacer frente a nuevos desafíos de forma creativa. Yojanán ben Zakai y la escuela de Yavne encontraron en el año 70 la forma de sobrevivir a la destrucción del Templo y a la extinción de un judaísmo basado en los sacrificios para crear un judaísmo basado en la plegaria y el estudio que hoy nos sigue guiando.

Rashi (s. xi), con sus comentarios aportó comprensión al sentido de las palabras de la Torá y de la Tradición Oral y atención a los detalles significativos de lo que muchas veces está ahí esperando a ser descubierto pero se nos escapa.


Rámbam (Maimónides, s. xii) pudo aportar sistematicidad racional, rigurosidad metodológica, y coherencia filosófica a través de la codificación de la “Mishné Torá” y la “Guía de los Perplejos”.
Moshé de León (s. xiii) aportó profundidad espiritual y nuevas dimensiones por encima de la mera crónica y el formalismo legalista con la publicación del Zohar; abriendo la puerta a una comprensión del mensaje Divino desde la Trascendencia.

 


El jasidismo (s. xviii) aportó revitalización del judaísmo al dinamizarlo y volverlo una religión de la alegría accesible a todos, incluso a las masas iletradas alejadas de las alturas y profundidades de la sabiduría académica de las Yeshivot.

Todos los debates y corrientes surgidas desde finales del siglo xviii hasta la actualidad a partir de la Haskalá (la Ilustración judía) y el impacto de la modernidad en las kehilot han creado nuevas formas de responder al interrogante de qué es ser judío, y cómo vivir como tal de forma significativa en un mundo que ya no es el de nuestros antepasados; antepasados que a su vez tuvieron que responder a sus propios tiempos que también fueron distintos a los desafíos de sus propios antepasados

Hay quienes eligen evitar la confrontación con un Eterno Retorno al pasado como si nada nuevo hubiese ocurrido, con un repliegue sobre sí mismos en une terno presente de un pasado perpetuamente repetido sin cambios; como si Moshé hubiese pensado que con los cuatro primeros libros de la Torá ya había suficiente.

Pero Moshé no se quedó con lo que una vez trajo de Har Sinai, entendió que nuevos tiempos exigen hacerse replanteos y aportar nuevas visiones. Nuevas visiones y nuevas formulaciones que no son la negación de lo anterior, sino nuevas comprensiones de una riqueza de la tradición vista como la transmisión del fuego y no como la mera veneración de las cenizas.

Preservar el pasado lo más intacto posible es lo que hacían los egipcios con la momificación, y nosotros ya salimos de Egipto. Lo judío es celebrar, priorizar y elegir la vida y la vida se vive en tiempo presente.

Devarim y el propio Moshé con sus cambios en este libro respecto del anteriores nos enseña que la tradición judía es precisamente esa adaptación y reformulación constantes, mantener la Torá siempre joven y actual haciéndola relevante para el presente y no una mera pieza de museo vivida en una especie de cápsula del tiempo.

Ser fieles a la Torá, ser fieles a Moshé, ser fieles a los Sabios de todas las era es pues ser dinámicos, abiertos al cambio y a la reformulación, como Moshé lo fue al escribir Devarim y los Sabios al crear nuevas comprensiones y nuevas formas de vivir el judaísmo.
Seamos fieles a ese legado de permanente vitalidad y actualidad eligiendo el desafío en vez del replegarse en falsos inmovilismos.

Shabbat Shalom umeboraj.

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