¿Por qué la Torá pone las instrucciones a Aarón de encender perpetuamente la Menorá del Mishkán justo después de la escena de las ofrendas de los príncipes de Israel?¿Qué nos quiere enseñar disponiendo esa mitzvá en ese lugar y no en cualquier otra sección?
Los sabios se hicieron esa pregunta y encontraron una respuesta inspiradora:
Dice el Midrash Tanjuma en la Sección Behaaloteja 5, (y resume Rashi en su comentario a Bamidbar 8:2) que cuando Aharón vio que todos los otros príncipes y jefes de tribus traían ofrendas al santuario y él no, se sintió excluido y pensó que quizás por alguna falta suya su tribu había sido excluida de participar en las donaciones para el Santuario .
Sin embargo, el Eterno le habló y le dijo: “Tu parte es más grande que la de ellos. Tú enciendes las lámparas.”, y fue ahí que le dió la orden del encendido perpetuo de las lámparas, visible y conocida sólo para el Eterno y el sacerdote que entraba al Santuario a hacer la tarea.
Las ofrendas eran grandes pero sucedieron una sola vez y luego pasaron a la historia; La luz que Aharón encendía cada día era invisible al mundo… pero sostenía todo el servicio sagrado.
Lo más elevado no siempre brilla, a veces solo ilumina; y encender una luz en silencio, todos los días, sin aplausos, puede ser la misión más divina y elevada de todas.
Shabat Shalom.
