La figura de Pinjás, protagonista de una de las escenas más dramáticas del libro de Bamidbar (Números 25), y fue leída tradicionalmente como ejemplo de celo sagrado frente a la transgresión pública de Zimrí, líder israelita, y Cozbi, princesa, Pinjás los atraviesa con una lanza y detiene una plaga enviada por D´. Como respuesta, la Torá declara: “He aquí que le doy Mi pacto de paz” (25:12). Pero ¿es esta una justificación incuestionable de su acto violento? Muchas fuentes tradicionales contemporáneas plantean reservas y críticas que abren la puerta a una comprensión más matizada y ética de este relato.
Rabí Shimshon Rafael Hirsch, el gran rabino ortodoxo alemán del siglo XIX, en su comentario a Bamid. 25 advirtió que “La violencia, incluso cuando es utilizada por un celoso por Dios, puede fácilmente convertirse en fanatismo.”
Es decir, el celo, incluso si tiene motivos santos, puede derivar en peligros morales y políticos.
A su vez, el pensamiento judío contemporáneo ha ofrecido nuevas claves críticas. Rachel Adler y otras teólogas feministas como Judith Plaskow han señalado que la muerte de Cozbi —presentada sin voz ni agencia— simboliza la opresión patriarcal y el uso de la mujer extranjera como chivo expiatorio.
“La muerte de Cozbi, mujer extranjera, es un acto brutal legitimado por un relato masculino. Debemos preguntarnos: ¿dónde está su historia? ¿Dónde está su nombre en el pacto de paz?”
— Rachel Adler, “Engendering Judaism”
La falta de humanidad otorgada a ella en el texto refleja una ética incompleta que debe ser revisada.
Desde una perspectiva reformista, rabinos como Arthur Green o Harold Kushner han sugerido que el “pacto de paz” otorgado a Pinjás no es tanto un premio como una corrección divina a un fanatismo religioso desbordado: un freno para evitar que la violencia se vuelva hábito. D´ reconoce el celo, pero lo canaliza hacia una misión de pacificación.
“Dios no le da el pacto como premio por matar, sino como freno: para que no vuelva a hacerlo.”
— Rabbi Arthur Green
Incluso desde la filosofía judía contemporánea, pensadores como Levinas y Buber, que no comentaron directamente el texto, ofrecen marcos para una crítica ética:
- Para Buber, el “Yo-Tú” exige que uno se relacione con el otro como un sujeto, no como objeto ideológico. Pinjás cosifica a Zimrí y Cozbi como símbolos del pecado, no como seres humanos.
- Para Levinas, la ética comienza con el rostro del otro. Pinjás no “ve” el rostro del otro; solo ve transgresión. Eso lo deshumaniza a él mismo.
Desde esta perspectiva, el acto de Pinjás es éticamente fallido, aunque haya sido aprobado ritualmente.
En esta posición, la reducción del otro a símbolo de transgresión, como hace Pinjás, rompe el lazo moral que debe primar entre humanos. La violencia religiosa que no contempla el rostro del otro puede convertirse en una forma de idolatría ideológica.
El relato de Pinjás, lejos de ser un simple elogio a la violencia sagrada, es una provocación ética que exige reflexión. Las fuentes tradicionales ya expresan incomodidad con su accionar, limitándolo jurídicamente y socialmente. Las voces contemporáneas profundizan esta crítica, desde la ética feminista, pacifista y existencial.
Leer a Pinjás hoy no significa rechazar la tradición, sino participar de su evolución moral, preguntándonos: ¿cómo canalizar la pasión religiosa sin caer en la violencia? ¿Cómo transformar el celo en compromiso ético? El verdadero pacto de paz, tal vez, no comienza con una lanza, sino con el esfuerzo de ver en cada otro, incluso el transgresor, un rostro humano irrepetible.
En resumen, Podemos decir que:
- La violencia religiosa no puede ser modelo ético universal.
- La muerte de Cozbi es una injusticia silenciada cometida contra una mujer extranjera.
- El “pacto de paz” puede ser interpretado como una corrección de un acto reprochable y no como un galardón.
- La ética contemporánea prioriza el rostro humano, no el celo ideológico fanático.
Estas miradas no buscan “cancelar” la figura de Pinjás, sino leerla con responsabilidad histórica y ética, reconociendo su lugar en el texto sagrado pero preguntándose qué valores deben guiar nuestras acciones hoy.
