Este año se leen en conjunto las parashot Tatzría y Metzorá, que hablan del procedimiento ante una afección llamara tzaraat, que se suele traducir por “lepra”, pero que en la tradición rabínica se interpreta como una “enfermedad espiritual”; es decir una manifestación somática “sobrenatural” de un problema interior de la persona, o como una sanción de D´ para que la persona sea consciente de sus problemas espirituales y los rectifique de modo que cuando se haya arrepentido y enmendado, D´ lo curará, la tzaraat se irá, y la persona (previo pasar por los ritos de purificación) va a volver a integrarse a la sociedad.
Entre las causas que los Sabios discuten en la literatura rabínica como origen de la tzaarat hay varias, pero a partir del incidente de Miriam (Bamidbar/Números 12) se la suele vincular con el lashón hará (lengua maligna), que se traduce como “difamación”; y los invito al respecto a leer la famosa obra “Jafetz Jaim” del Rav. Israel Meir Kagan, conocido como el Jafetz Jaim en honor a su gran obra.
Ahora bien, el control de la lengua es esencial, ya que puede ser un instrumento de diálogo y construcción, pero también de división y muerte social si no se la sabe controlar, como ya decía Shlomo haMélej (el Rey Salomón) en Mishlei/Proverbios 10:20, 15:4 y 18:21 para dar algunos ejemplos.
Igualmente, como me enseñaron varios rabinos y rabinas, decir algo falso y malo de alguien es calumnia y está prohibido, decir algo falso y bueno de alguien es mentira y está prohibido, decir algo cierto y malo de alguien si no hay ninguna necesidad real para prevenir un mal o un peligro sino sólo por la diversión de revelar defectos ajenos es difamación (lashón hará) y está prohibido.
Finalmente, también me enseñaron que incluso decir algo cierto y bueno de otra persona si no hay algo que lo justifique (si no viene a cuento de nada, si no va a servir para ningún bien sino solo por conversación ociosa) es chisme o adulación, y también está prohibido.
En resúmen, que nuestro hablar sea poco, lo justo y preciso, cuando es necesario o conveniente, y cuando realmente la situación lo exija; de lo contrario, ocupemos el tiempo en mirarnos a nosotros mismos, corregirnos en nuestras acciones, y proveer a los que dependen o necesitan de nosotros y no andemos de acá para allá con chismes, cuentos, y entrometiéndonos en vidas ajenas en vez de centrarnos en la propia.
Que sepamos apreciar el valor de la palabra y hacer un uso de la misma que sea juicioso y para bien.
Shabat Shalom.
