Querida comunidad,
En la festividad de Purim celebramos la valentía de la Reina Ester, una mujer que enfrentó dilemas profundos: su identidad, su destino y la supervivencia de su pueblo.
A primera vista, la historia de Purim parece un relato de conspiraciones y salvación milagrosa, pero al mirar más de cerca, encontramos un mensaje de empoderamiento femenino, resistencia y redención.
Ester no eligió ser reina. Fue arrancada de su hogar y llevada al palacio de Ajashverosh, donde ocultó su identidad judía por temor a las represalias.
Sin embargo, cuando su pueblo enfrentó la amenaza de aniquilación por decreto de Hamán, Mordejai le envió un llamado crucial: “¿Y quién sabe si para un tiempo como este has llegado al reino?” (Ester 4:14). Con estas palabras, Ester comprendió que su papel no era el de una reina silenciosa, sino el de una líder dispuesta a arriesgarlo todo.
Su decisión refleja la enseñanza del Talmud (Meguilá 15a), que explica que en ese momento, Ester pasó de ser una joven sometida a convertirse en una profetisa y salvadora de Israel.
Además, la Dra. Judith Plaskow, una de las voces del feminismo judío, destaca que Ester rompe con el paradigma de la mujer pasiva y redefine el liderazgo femenino desde la acción política y estratégica.
Pero en esta historia no solo encontramos a Ester. También está Vashti, la primera reina mencionada en Meguilat Ester. Vashti es muchas veces vista de forma negativa, pero su acto de desobediencia ante el rey Ajashverosh nos habla de dignidad y autonomía.
Se rehusó a ser un objeto de exhibición ante los cortesanos del rey, prefiriendo perder su posición antes que ser humillada.
El Midrash (Ester Rabá 3:13) sugiere que Vashti fue castigada por su orgullo, pero desde una perspectiva contemporánea, autoras como Tamar Ross argumentan que su negativa representa una primera chispa de resistencia feminista dentro del relato bíblico.
Hoy, cuando Purim cae cercano a la reciente conmemoración del Día Internacional de la Mujer, vemos cómo la lucha de Ester y Vashti sigue vigente.
Ester nos enseña que asumir nuestra identidad con orgullo y defender a nuestro pueblo es un acto de valentía. Vashti nos recuerda que la dignidad no es negociable y que hay momentos en los que la resistencia es el mayor acto de liderazgo.
La filósofa judía Rachel Adler nos invita a releer estos relatos desde una óptica de justicia de género, entendiendo que tanto Ester como Vashti desafían las estructuras de poder patriarcales de sus tiempos.
Purim es una festividad de disfraces, pero su mensaje más profundo es el de revelar la verdadera esencia de cada persona.
Así como Ester se quitó la máscara y asumió su misión, hoy honramos a todas las mujeres que, a lo largo de la historia, han desafiado la opresión y han alzado la voz por su pueblo y por su dignidad.
Que en este Purim encontremos la fuerza para ser fieles a nuestra identidad, luchar por la justicia y celebrar con alegría la continuidad de nuestro pueblo.
¡Jag Purim Sameaj!
