Parashat Mishpatim: Lo Correcto en lo Cotidiano como Camino de Santificación

En Parashat Mishpatim (Éxodo 21:1-24:18), la Torá nos introduce a una serie de leyes civiles, cúlticas, penales, ceremoniales y éticas inmediatamente después de la revelación en el Monte Sinaí.

Para muchos puede sorprender que el mandato de santidad se encuentre inserto dentro de normas que abarcan tanto las leyes sobre restitución de depósito, como de no oprimir a los extranjeros, observancias festivas y la prohibición de cocer al cabrito en la leche de su madre.

Esto nos enseña una lección fundamental del judaísmo: la santidad no es un concepto abstracto separado de la vida cotidiana o para una dimensión “espiritual” separada de lo cotidiano de la vida, sino que se manifiesta en la forma en que tratamos a los demás. Lo Santo no es algo realmente distinto de lo habitual sino la forma extraordinaria de realizar lo habitual.

A diferencia de otras tradiciones que separan lo espiritual de lo material, el judaísmo enseña que el cumplimiento de lo recto pero con un espíritu superador de bondad en nuestras relaciones interpersonales es el vehículo para la santificación. Como dice el Talmud (Bava Metzia 30b):

“Rabbí Yojanán dijo: Jerusalén fue destruida solo porque la gente juzgaba conforme a la letra estricta de la Torá y no más allá de ella”.

Esto significa que la justicia no se limita a aplicar la ley de manera fría y técnica, sino que requiere también misericordia, empatía y rectitud en nuestras interacciones diarias.

El Zohar (2:97a) a su vez comenta sobre Mishpatim que las leyes civiles y monetarias son la base de la conexión entre el Creador y el mundo:

“Quien busca al Santo, bendito sea, debe hacerlo en la justicia y la rectitud, porque en ellas mora la Presencia Divina”.

Desde una perspectiva jasídica, el Likutei Sijot del último Rebe de Lubavitch (Vol. 16) enfatiza que cada ley de Mishpatim nos da la oportunidad de transformar lo mundano en algo sagrado. No hay “momentos profanos”, solo oportunidades para hacer del mundo un santuario a través de la honestidad, la integridad y el amor al prójimo.

El judaísmo como camino en la Torá nos llama a vivir con justicia en todas nuestras relaciones: en los negocios, en la familia, en la comunidad. No buscamos la santidad apartándonos del mundo, sino elevando el mundo a través de la rectitud en bondad. Como dice el profeta (Isaías 1:27):
“Tzyón será redimida con justicia, y sus arrepentidos con rectitud”.

Que podamos internalizar este mensaje y hacer de nuestra vida cotidiana un reflejo de la justicia divina, transformando cada interacción en un acto de santificación.

                                                                                            Shabat Shalom.

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