Beshalaj, la incógnita de la decepción

La Parashá Beshalaj (Éxodo 13:17-17:16) describe la salida final de los bnei Ysrael de Egipto, la epopeya del cruce del Mar de los Juncos (identificado habitualmente con el Mar Rojo aunque hay otra hipótesis también), y los primeros momentos en el desierto en dirección al Sinai, el incidente de las aguas amargas, el de las codornices y el maná, las primeras instrucciones prácticas sobre descanso en Shabat, y el primer episodio de la Roca de Meribá.

Y (será por todos los temas de la paz en Eretz y el asunto de los secuestrados y los intercambios), hay algo muy frustrante para mí esta semana que lo transporto a mi lectura de la parashá: es todo muy decepcionante, y cada escena parece una lección de cómo no responder ante una situación de manifestación de la Gracia y el Favor Divinos.
  • Recién salidos de Egipto con mano alzada después de cuatrocientos treinta años de cautividad, después de ver el favor de D´ actuando para liberarlos y la Presencia DIvina acompañándolos en el trayecto en forma de columna de fuego y de nube, apenas se ven entre el Mar y las tropas egipcias que avanzan caen en la desesperación como si D´ no hubiese mostrado ya su Amor y su voluntad de liberarlos de las garras de Faraón. Desesperanza pese a toda la experiencia que tenía de la Providencia y el cuidado particular de D´ para con ellos.
  • Apenas cruzado en Mar de los Juncos y ya aniquilados los enemigos que les deseaban la destrucción y el sometimiento, en Mará lo que se quejan es que el agua es amarga como pasajeros de un crucero retando al personal de abordo por la mala calidad del buffet. Desagradecimiento y arrogancia en lugar de gratitud y de comprensión de que estaban en un desierto en camino hacia la libertad y no de vacaciones en un “all inclusive”.
  • Llegados al desierto de Sin, ante el menor problema de no encontrar qué comer, renegar de la libertad por sus dificultades y extrañar las cadenas con tal de tener la vida biológica resuelta aunque sea a costa del sometimiento (episodio del maná y las codornices). Rebelión contra D´ y sus enviados por no coincidir las expectativas con el Plan de D´ como si nosotros supiésemos mejor que Él qué es lo debido. Lo mismo en Masá.
  • Pese a las instrucciones de no juntar más de lo debido en la semana y pese al aviso claro de que en el séptimo día no caería el maná, juntar de más en la semana y salir en Shabat a buscar comida cuando era innecesario porque ya tenían doble porción del día anterior que se conservaba para que no hubiera necesidad de salir a juntar. Codicia y desprecio de la oportunidad de disfrutar del descanso y de la conexión con D´ en Shabat por preferir dejarnos dominar por las ansias de acaparamiento.

Desconfianza, rebelión, egoísmo, descreimiento, codicia, dejarse envolver por el materialismo; y todo ello pese a la evidencia en nuestras propias vidas del accionar de D´.

 

Es cierta la frase de “D´ tardó una noche en sacar a los israelitas del interior de Egipto, pero cuarenta años en sacar a Egipto del interior de los israelitas”.

 

Es decepcionante e inentendible cómo podemos tener tanto en nuestras vidas e igualmente seguir siendo quejosos y desagradecidos, ¿qué nos impide ver las bendiciones y las cosas buenas que tenemos, y las oportunidades de mejorar lo malo que hay en vez de ser quejosos crónicos y unos amargados? ¿Es esa la vida que queremos o que realmente pensamos que D´ quiere para nosotros? ¿Qué necesitamos cambiar en nuestras actitudes y en nuestras respuestas a la vida para salir de ese círculo vicioso de amargura que corre el riesgo de comernos los huesos y envenenarnos la vida?

 

Ojalá que aprendamos en cabeza ajena y no necesitemos revivir estas mismas ingratitudes y esta ceguera espiritual en nuestras propias vidas, y aprendamos a ser personas dignas, agradecidas, conectadas con nuestra espiritualidad, y dueños de nuestras pasiones en vez de esclavos de éstas.

 

Que sepamos ver para poder actuar y cambiar; y que sepamos ver la vida como una oportunidad de realización y felicidad, y no como una condena.

 

                                                                                       Shabat shalom.

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