Unidos en Succot

Este año, Succot nos encuentra a poco del aniversario de la masacre del 7 de Octubre en el calendario gregoriano, y cerca de su aniversario en el calendario hebreo (Fiesta de Shminí Atzeret-Simjat Torá, al finalizar Succot).

          La imagen de la Sucá por un lado nos remite a las moradas durante las estaciones de peregrinación a lo largo de los 40 años en el desierto según el relato de la Torá (Lev./Vaikrá 23:42-43), símbolos de lo transitorio de la existencia y de la fragilidad de la vida humana, y por lo tanto del valor de cada momento.

          Pero también las fuentes ancestrales (p. ej. la Mejilta de Rabbi Shimón bar Iojai 12:37) nos dicen que debe interpretarse el “moraron en cabañas” como una metáfora de las nubes de Gloria Divina que protegían al campamento hebreo y lo cubrían y rodeaban como una sucá (una cabaña) mientras iban juntos como grupo.

          La clave está en el tema de la unidad, en el ir juntos como comunidad a través de las vivencias que nos tocan y que nos revelan (como lamentablemente experimentamos cada tanto) la fragilidad de cualquier situación de tranquilidad y cómo siempre toca volver a recomenzar, a recomponerse y a seguir adelante; confiando en que (si permanecemos unidos y bajo las Alas de la Divina Presencia) podremos estar los unos para los otros y bajo la Protección de A´.

          Tomemos como ejemplo el lulav, la unión de las cuatro especies: palma datilera, mirto, sauce y etrog. Todos conocemos el símil de cada especie con un tipo de persona según su mayor o menor grado de conocimientos de la tradición judía y su mejor o no tan mejor comportamiento en actos de bondad y cumplimiento de preceptos; y de cómo, pese al mayor o menor mérito de cada uno en estos campos, igualmente somos todos necesarios y precisamos apoyarnos unos en otros y no descartar a nadie.

          Hay otros simbolismos de lo que representa cada especie del lulav, pero todos apuntan a lo mismo: la diferencia, la diversidad, nos enriquece y nadie es dueño de juzgar quién “merece” pertenecer o estar dentro ni tiene la autoridad de dejar a nadie afuera.

          Todos somos un solo lulav y la exclusión de cualquiera deja incompleto al grupo y hace responsable al expulsor de que falte alguien que debería estar.

          Como judío liberal, me duele en el alma que muchos dirigentes de las ramas más tradicionales juzgar sobre la judeidad o no de otras expresiones del judaísmo y sobre si personas comprometidas convertidas e integradas al pueblo judío a través de otras puertas que no son las de ellos valen o no, dividiendo y fragmentando lo que debería ser una comunidad unida ahora y siempre.

          Es raro, porque esos mismos dirigentes sostienen la santidad de textos como la Guemará, donde es claro que escuelas como la de Hilel y Shamai tenían profundas diferencias, al punto de que lo que una escuela consideraba permitido por la Torá la otra la consideraba prohibido en muchos puntos (como pesa hoy entre ramas del judaísmo más liberal y ramas del judaísmo más tradicionalista).

          Y, sin embargo, ese mismo texto (Yevamot 14ª) es claro que igualmente se casaban entre ellos y sus diferencias no les impedía reconocerse como expresiones distintas de la misma fidelidad a la Torá, aunque sea teniendo distintas visiones interpretativas de la misma (nadie tiene el celular de D´ y todos hacemos interpretaciones en función de interpretaciones previas de otros y así, lo importante es que a la persona esa interpretación de sirva para una vida judía significativa y plena).

          Seamos puentes que unan y portales que comunican, no muros que dividan; y que un día el jasid haredí y la conversa reformista puedan descansar enterrados en el mismo cementerio judío y sus almas celebren juntas cómo el hijo del primero y la hija del segundo se casan y forman un hogar judío con hijos de cuya judeidad nadie dude, porque todos habremos superado ya los prejuicios de que “mi torá es mejor que la tuya” y aprendamos que no compartir el punto de vista del otro no impide respetarlo.
          

Seamos agentes de unión y abrazo, y no de separación y rechazo.

                                        חג הסוכות שמח!!

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Scroll to Top