Parashat Pinjás Bamidbar/Números 25:10-30:1

En esta porción semanal de lectura anual de la Torá encontramos varios temas: el “pacto de paz” entre D´ y Pinjás, el segundo censo, el tema de las hijas de Tzelofjad, las instrucciones de D´ a Moshé (Moisés) para que prepare a Yehoshúa (Josué) como su sucesor en el liderazgo, y el tema de las ofrendas diarias y festivas en el Mishkán (Tabernáculo, o Santuario Móvil).

 

Del tema de Pinjás y la diferencia entre compromiso religioso, fanatismo y fundamentalismo integrista ya se viene escribiendo mucho en redes y muy especialmente estos últimos tiempos, así que prefiero centrarme en esta ocasión en el tema de los reclamos de las hijas de Tzelofjad y en la cuestión de la sucesión en los liderazgos.

 

*Las hijas de Tzelofjad: Justicia y Feminismo Judío

 

En Bamidbar/Números 27:1-11, encontramos a las hijas de Tzelofjad presentando su caso ante Moshé. Su padre había muerto sin dejar hijos varones y, según la ley de la época, su porción hereditaria se perdería ya que hasta entonces sólo se concebía la herencia de tierras por vía masculina.

Sin embargo, las cinco hijas (Mahlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirtzá) no se resignan a que la mentalidad de la época las deje de lado, sino que se acercan con valentía, determinación, pero también con argumentos a Moshé, Eleazar y a los príncipes de la congregación exigiendo su derecho a heredar la tierra de su padre.

 

Moshé, reconociendo la justicia de su petición, consultó con D´, y Éste a su vez también reconoció la justicia del reclamo, y estableció un precedente para futuras generaciones. Este acto no solo corrigió una injusticia, sino que también demostró la capacidad de la ley judía para adaptarse y evolucionar.

En la modernidad, este episodio resuena profundamente con el feminismo judío.

Incluso dentro de la más tradicional ortodoxia hay mujeres como Blu Geenberg y Tamar Ross, o dentro de campos más liberales como Rachel Adler y Judith Plaskow existe una tendencia entre las mujeres judías educadas a insistir en ser tenidas en cuenta y que se escuche sus voces, a que la Voz del Eterno no sea interpretada, decodificada y traducida únicamente por mentes masculinas con perspectivas masculinas, sino a que también (como Sara) su voz sea escuchada con atención y tenida en cuenta.

 

Entiendo que también como el caso de nuestras matriarcas y de muchas figuras heroicas femeninas del TaNaJ (biblia hebrea), hay un imperativo de oír lo que tengan para aportar, de aprender de ellas, y de saber hacerles caso.

 

Desde este punto de vista, el episodio de las hijas de Tzelofjad nos recuerda que la lucha por la equidad y los derechos de las personas y grupos históricamente invisibilizados y silenciadas tiene raíces profundas en nuestra tradición.

 

La valentía de las hijas de Tzelofjad inspira a seguir trabajando por un mundo donde todas las voces sean escuchadas y valoradas, independientemente de género. Ellas nos recuerdan que a veces debemos animarnos a romper los techos de cristal que siempre existen, para lograr cambios significativos en nuestra sociedad.
Asimismo, que D´ mismo haya respaldado el pedido de las cinco hermanas nos enseña que D´ no es una Divinidad de equidad y justicia, y que por lo tanto sus caminos también son caminos de lucha por la equidad y la justicia.

 

También sabemos que todo se puede argumentar y que siempre en la historia fue posible encontrar todo tipo de argumentos para dar una pátina de legitimidad a las injusticias, explotaciones, opresiones, discriminaciones y violencias más atroces. Incluso el propio paso del tiempo y los cambios de circunstancias hacen que hasta lo más Santo y Justo pueda ser pervertido de su sentido original y usado para las peores finalidades.

 

Mahlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirtzá nos enseñan entonces que no alcanza que algo haya sido visto como santo y justo alguna vez; siempre pueden surgir circunstancias que nos lleven a revisar si eso sigue siendo así o si no es hora de hacer algún cambio para que la justicia se renueve y vuelva a ser otra vez realmente justa y equitativa.

 

¿Qué normas o tradiciones debemos reconsiderar? ¿Cómo podemos adaptarlas para reflejar nuestros valores y necesidades actuales sin perder la esencia de nuestra herencia? ¿Cómo podemos comprometernos como personas, como comunidades y como colectividad en una lucha por un mundo más justo y equitativo?

 

Asimismo, esta historia pasa en un momento crucial del pueblo de Israel: la generación de la Salida de Egipto está desapareciendo y dando lugar a una nueva generación nacida y criada en la libertad, sin los traumas ya del pasado. Además, el peregrinaje por el desierto está llegando a su fin y todos se preparan para entrar en la Tierra Prometida.

 

Moshé, el líder que los guió por décadas, ya cumplió su propósito y es necesario pasar el mando a Yehoshúa, un nuevo líder para nueva generación con sus propios desafíos.

 

La transición y la transmisión del liderazgo es un tema relevante en cualquier organización o comunidad. ¿Cómo podemos asegurarnos de que la sabiduría y la visión de los líderes anteriores se transmitan a las nuevas generaciones? ¿Cómo preparamos a las generaciones más jóvenes que van surgiendo para que puedan asumir sus puestos en futuros liderazgos? ¿Qué estrategias podemos emplear para crear continuidad, pero a la vez renovación?

 

Que esta parashá nos inspire a promover un judaísmo que valore todas las voces, que encuentre siempre la forma de ser actual, relevante y fiel a su identidad, y que reconozca la necesidad de líderes apropiados para cada momento y comprometidos.

Shabbat Shalom uMeboraj lekulam.

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